¿Vos podés ayudar a otros?
Mirá, todo el mundo dice que quiere ayudar. O al menos eso me cuentan por ahí
Y hoy más que nunca, en estos tiempos donde parece que todos andan perdidos en un shopping sin salida, ayudar a despertar conciencias suena casi revolucionario.
En esta era del internet, donde cualquiera puede tener voz (y muchos hasta exceso de audición), también tenemos una oportunidad única: construir libertad desde adentro hacia afuera.
Pero claro, la mayoría termina preguntándose:
- ¿Por dónde carajo empiezo?
- ¿Tendré lo necesario para hacer esto?
Hace unos años, yo estaba justo ahí. En ese punto.
Trabajaba en un laburo como cualquier otro. Ganaba plata, sí. Pero cada día me sentía más como un hámster en la ruedita: iba a trabajar para ganar dinero, luego gastaba ese dinero en sobrevivir hasta el lunes siguiente. Y así nomás, sin propósito, sin chispa, sin sentido.
Un día me dije: esto no es vida, esto es pagar alquiler emocional.
Fue ahí cuando empecé a despertar. A cuestionar. A buscar algo más.
Y resulta que, como yo entrenaba a los vendedores, muchos venían a consultarme por qué no les iba bien en las ventas. Alguno hasta con cara de “no sé si soy malo o el mundo está en mi contra”.
Lo gracioso fue que, mientras los escuchaba, noté que no podía separar su desempeño laboral de cómo estaban parados en la vida. De sus miedos, de sus creencias, de sus historias.
Empecé a coacheárlos. Y no hablo de coaching de powerpoint, sino de esas charlas sinceras, de corazón a corazón.
Les decía lo que veía. Les señalaba lo que ellos mismos no querían ver. Y cuando empezaron a aplicarlo… ¡bajó la factura del psicólogo y subió la facturación mensual!
Ahí fue cuando me prendió la lamparita:
“Che, capaz que esto es lo mío. Capaz que puedo ser coach.”
Hoy te escribo este mensaje y todo tiene más sentido. Mirando hacia atrás, los puntos se conectan solos.
Y si vos estás acá, leyendo esto, seguro es porque algo de esto resuena con vos. Porque sabés que el camino empieza por ahí.
Así que bancame dos conceptos:
1. El conocimiento que tenés : todo lo que aprendiste, estudiaste, investigaste.
2. La experiencia que viviste : todas las cosas que pasaste, los batacazos, los levantones, las crisis, los momentos en los que elegiste seguir aunque te temblaran las piernas.
Muchos subestiman esto último. Ni siquiera integran su propia historia. Piensan que no es importante. Que no sirve.
Pero pensá bien: ¿qué tan absurdo es ignorar tu propia vida?
Esa historia es tuya. Es tu verdad. Y es tu mayor activo.
Si estás leyendo esto, probablemente hayas conectado antes con algún pedazo de mi historia.
Y eso no es casualidad. Es parte del despertar colectivo. El que viene desde lo personal, para llegar a lo humano.
Cuando controlás tu historia, controlás tu presente.
Cuando controlás tu presente, construís tu futuro.
Y así, poquito a poco, vamos despertando.